Capítulo 31: Esa droga

-¿Qué hace usted aquí? – pregunté con miedo

-Pasaba por aquí y me he dicho: voy a visitar a mi futura nuera.

-Si, pero no sé, esto es un poco raro – dije un poco confusa

-¿Me tienes miedo?

-No, claro que no – respondí haciéndome la valiente - ¿Por qué iba a tenerle miedo? – estaba acojonada, este hombre no era de los que te hacían visitas, así porque sí.

-Entonces, ¿me dejas pasar preciosa? Hace un poco de frío aquí fuera…

-Es que, no sé… estoy sola y… - no sabía cómo decirle que le quería fuera de mi vista – será mejor que vuelva en otro momento… y mejor traiga a Jake y así estamos en plan familia feliz – dije sonriendo

-Oh, vamos, solo será un momento, solo vengo a hablar… - y sin que pudiera me apartó delicadamente de puerta.

Entró por la puerta y sin más me dio dos besos en la mejilla, yo no sabía cómo responder, así que solo conseguí sacar una pequeña sonrisa.

El padre de Jake pasó al salón y yo, tímidamente, le seguí.

-¿Quiere algo de beber? – pregunté por educación

-Claro, ¿me traes una cerveza por favor? - contestó amablemente, esto no me daba buena espina.

Salí del salón con un miedo terrible, no me fiaba nada de ese hombre, seguro que no venía aquí solo a saludar. Sin pensármelo dos veces cogí el teléfono de la cocina y marqué rápidamente el teléfono de Jake, iba a pulsar la tecla verde para empezar a llamar, pero algo me impidió.

-Será mejor que no le llames – dijo cogiéndome el teléfono de la mano – prefiero que sea una conversación entre tú y yo, ¿comprendes? – solo pude asentir

Cogí la cerveza y mi coca-cola y salí de la cocina. Me senté en el sofá y el padre de Jake al lado.

-Bueno – comenzó a hablar – creo que no nos han presentado como es debido… ¿por qué no empezamos desde el principio? yo soy Miguel – dijo tendiendo su mano hacia mi. Yo no reaccioné, ¿qué se creía que me iba a hacer su amiguita? Los dos sabíamos de sobra que estaba aquí por algo. – vaya, un público difícil…

El salón estuvo en un silencio muy incómodo durante un largo cuarto de hora, solo se oía la televisión. Era un silencio muy incómodo, ninguno de los dos se atrevía a hablar.

-¿A qué ha venido? – me había salido solo, seguí mirando a la pantalla, por si, con mucha suerte, no me había oído, pero, obviamente, no fue así

-Ya te lo he dicho pasaba por aquí y bueno… ya sabes el resto

-Vale… y ahora la verdadera razón – dije empezando a cabrearme.

Él se limitó a suspirar y a mirar en dirección a la tele, me estaba empezando a cansar…

-¿Me lo va a decir, o lo adivino yo?

-Es que verás… - no pudo continuar, porque el maldito teléfono le interrumpió

Me levanté de mala gana, por fin iba a saber por qué había venido aquí, pero noooo ¡tiene que sonar el maldito teléfono antes!

Entré en la cocina, carraspeé, para que no se notara la tensión y en mi voz, y descolgué

-¿Si?

-¿Beca? – sabía perfectamente de quién era esa voz

-Si Alex, soy yo – dije con tono cansado

-Quería pedirte disculpas por lo de antes

-¿Qué lo de antes?

-Bueno por lo de presionarte para que salieras conmigo, lo siento en serio

-No pasa nada Alex…

-Pero es que todavía no me cabe en la cabeza por qué estas saliendo con ese energúmeno

-Alex… no empieces

-¡Pero es que pareces imbécil!

-¡Primero no te me pongas tonto, aquí el único imbécil eres tú! ¡y segundo no hables de Jake porque ni siquiera te has limitado a conocerlo, estás celoso de él y por eso le dices de todo menos bonito, y no te permito que hables de él así!

-¿Sabes lo que te digo?

-Haber, ilumíname Einstein

-Que me da igual que estés con ese, porque algún día te darás cuenta de que nadie te podrá amar como yo te amo, y vendrás a mi diciéndome que lo sentías y blah, blah, blah y quiero que sepas que yo estaré ahí para cuando me necesites y que te voy a esperar lo que haga falta.

-Pues siéntate porque te vas a cansar de esperar

Y sin dejar que me contestase, colgué. Salí en dirección al salón y cuando entré Miguel, el padre de Jake, seguía ahí de la misma manera que lo dejé, parecía que no se había movido ni un milímetro, me acerqué lentamente a él, me senté a su lado y me giré para verle la cara.

-Y bien… ¿por qué estás aquí?

-Verás… he estado hablando mucho con mi hijo estos días, supongo que te habrá dicho que ya tenemos todo arreglado ¿verdad? – yo solo asentí – bien, pues hemos estado hablando mucho de ti

-¿De mi? – pregunté desconcertada

-Si de ti, parece como si fueras cocaína para él… y la razón de que esté aquí – dijo acercándose lentamente a mi – es que a mi también me gustaría probar esa droga.

No me creía lo que acaba de escuchar, y antes de asimilar todo lo que me había dicho, ya estábamos los dos encima del sofá, él encima de mi, me sujetó de las muñecas, por encima de la cabeza, no podía moverme, así que comencé a chillar

-Calla preciosa, es solo un momento, verás como después quieres repetir – me susurró al oído con una sonrisa picarona.

-No por favor, por favor, haré lo que quieras, pero esto no por favor

-Cielo, esto es lo que quiero

Y dicho esto comenzó a besarme por el cuello, mientras que con una mano me desabrochaba los botones de la camisa. No podía hacer nada, estaba perdida, estaba sola en casa, mis vecinos como si no existieran, estaba peleada con Alex y Jake estaría con su madre, nadie vendría a salvarme…

Miguel empezó a desabrocharme rápidamente el botón del pantalón

-No sabes cuanto he estado esperando esto… Desde el primer momento que te vi soñé con esto, con que te hacía mía – dijo entre susurros

Me quitó el pantalón aún con mis manos sujetas, empezó a besarme el vientre, mientras se levantaba y torpemente se quitaba el pantalón, ya que tenía una de las manos ocupadas sujetándome.

-Sabes si me ayudaras esto sería más fácil – dijo riéndose

Yo solo podía llorar no me quedaba otra alternativa, se puso otra vez sobre mí y empezó a besarme más apasionadamente, soltó más de un gemido mientras juntaba más y más mi cuerpo al suyo, se quitó la ropa interior, iba a hacer lo mismo con la mía, pero cerré los ojos no quería ver la más horrible de mis pesadillas, oí unos gritos y en seguida abrí los ojos. Y ahí estaba él, con su chupa de cuero, sus vaqueros, sus ojos color café, el casco de su moto azul eléctrico…

-Jake… - dije en apenas un susurro

-Ya estoy aquí preciosa… - dijo apenado

Intenté incorporarme en el sofá para ver más de cerca lo que estaba pasando, el padre de Jake se estaba vistiendo, cuando de repente Jake cogió el cuello de la camisa y estampó contra la pared a su padre

-Si vuelves a acercarte a ella, te juro que…

-¿Que qué? ¿Me vas a pegar? – Preguntó en tono burlón – ¿te vas a arriesgar a volver allí solo por ella? ¡Venga pégame hijo!

Me levanté rápidamente del sofá y me acerqué a Jake, le cogí de la mano y le susurré:

-No lo hagas por favor… por mí

-No puedes pedirme eso Beca, confié en él ¿y así me lo paga, intentando violar a mi novia?

-Estaba disfrutando, reconócelo Beca – dijo soltando una carcajada – no sabes lo que he disfrutado, es muy dulce, y esos labios… uuummm – rió relamiéndose los labios – además no es culpa mía, a sido tu novia que es un poco puta

Jake no aguantó más y le pegó un puñetazo, lo bajó al suelo, en el que Miguel se quedó sentado con una mano en el lugar en el Jake le había pegado

-¡No vuelvas a hablar así de mi novia! ¡No te vuelvas a acercar a ella o te juro que te arrancó los huevos! ¿¡Queda claro!? – Él solo asintió – bien y ahora lárgate – dijo tirándole su chaqueta

Miguel se levantó y salió por la puerta acompañado de Jake, mientras yo me volvía a vestir y me secaba las lágrimas que no paraban de salir. Jake cerró la puerta me miró y lo único que pudo decir fue:

-Lo siento…

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Cuaderno de Beca

El amor es símbolo de la eternidad. Elimina todo sentido del tiempo, destruye todo recuerdo del principio, y anula todo temor de un final.